¿Crees que tener un equipo comprometido es un tener un equipo feliz y contento? La respuesta es que no. Aunque es cierto que la satisfacción influye en el compromiso e, incluso, podríamos decir que se retroalimentan, el compromiso laboral va mucho más allá de tener a los colaboradores con sus necesidades cubiertas.
En realidad, un equipo comprometido es aquel que celebra los logros de la compañía como si fueran suyos propios, y se entristece cuando las metas no se alcanzan.
Es lo que hace las personas estén motivadas para sacar la empresa adelante y, por eso, es tan importante prestarle atención ya que el compromiso laboral es un factor clave para el éxito de la organización.
¿Te interesa aprender más? Entonces quédate y sigue leyendo.
¡Empezamos!
Lo que encontrarás en este artículo:
#1. ¿Qué es el compromiso laboral?
El compromiso laboral es ese «algo» especial que hace que un empleado no solo haga su trabajo, sino que lo haga con ganas, dedicación y entusiasmo.
Un equipo comprometido va más allá de cumplir con sus tareas, también se siente parte intrínseca de la organización y cree en sus valores y sus objetivos. Está “conectado” a ella.
Por lo tanto, podríamos decir que el compromiso laboral se da en aquellos empleados que se identifican personalmente con su lugar de trabajo, e integran sus metas personales con las de su organización.
Por eso decíamos antes que no tiene nada que ver con la satisfacción. Un empleado puede no estar nada satisfecho, y aun así, estar comprometido con la causa. Aunque claro, esa no es la mejor de las situaciones… ¿verdad?
#2. Tipos de compromiso laboral
El compromiso laboral no es un concepto único y uniforme. De hecho, se puede dividir en varios tipos que ayudan a entender mejor cómo y por qué los empleados se sienten vinculados a su trabajo y a su organización.
Así, los tres principales tipos de compromiso laboral son:
1. Compromiso afectivo
El afectivo es el tipo de compromiso más codiciado y se refiere al vínculo emocional que un empleado siente hacia su empresa. Es decir, los que de verdad están felices de ser parte de la organización.
Se caracteriza por un sentimiento de lealtad y pertenencia muy potentes. Los empleados comprometidos afectivamente disfrutan de su trabajo, se sienten identificados con la marca y tienen una fuerte voluntad de contribuir al éxito organizacional.
En resumen, trabajan en la empresa porque quieren.
2. Compromiso de continuidad
Este se basa en la percepción de los costes asociados con dejar la organización.
Los empleados que experimentan este tipo de compromiso están en la empresa porque no tienen más remedio. De lo contrario, perderían beneficios y seguridad económica.
También puede darse si han invertido sangre, sudor y lágrimas en sacar el proyecto adelante y, dado el momento de pasar página, no quieran hacerlo por el esfuerzo que supuso pasar tiempo en la compañía.
Pese que no hay apego emocional real, el compromiso de continuidad es la base que mantiene la estabilidad de la fuerza laboral.
3. Compromiso normativo
El compromiso normativo está relacionado con un sentido de obligación moral o ético hacia la empresa.
Éste puede surgir de diversas fuentes, como una cultura organizacional fuerte que enfatiza la lealtad, o situaciones en las que la empresa ha invertido mucho en el desarrollo del empleado.
Aunque este tipo de compromiso puede ser menos ideal que el compromiso afectivo, aun así contribuye a la fidelización de empleados.
En pocas palabras: con compromiso normativo, los empleados permanecen en la empresa porque sienten que deben hacerlo.
#3. ¿Cómo es un equipo comprometido?
Actitud. Esa es la palabra clave. Un equipo con un fuerte compromiso se distingue sobre todo por su forma de entender y abordar el trabajo y los desafíos diarios.
¿Quieres saber si tu equipo está conectado con la empresa? Estas son las características que te harán salir de dudas:
- Motivación y entusiasmo: Abordan las tareas diarias con energía y ganas.
- Colaboración y trabajo en equipo: Ayudan y comparten conocimientos con sus compañeros, priorizando el éxito en común por encima del individual.
- Proactividad e iniciativa: Buscan constantemente mejorar procesos y resultados, tomando la iniciativa para resolver problemas.
- Comunicación abierta y transparente: Se sienten cómodos compartiendo ideas, opiniones y preocupaciones, sabiendo que serán escuchados.
- Responsabilidad y fiabilidad: Asumen la responsabilidad de sus tareas y resultados, cumpliendo con sus compromisos y plazos.
- Orientación a resultados: Se enfocan en alcanzar las metas y a trabajar eficazmente para lograrlo.
- Adaptabilidad y resiliencia: Son capaces de adaptarse a los cambios y superar adversidades con una actitud positiva. No ven barreras, ven oportunidades.
- Satisfacción y bienestar: Generalmente están contentos con su trabajo y sienten que la empresa valora su bienestar, reflejándose en una menor rotación y ausentismo.
- Reconocimiento y apreciación: Reconocen y aprecian mutuamente los logros y esfuerzos de todos. Si alguien necesita ayuda, siempre habrá un compañero/a dispuesto a echar un cable.
¿Ves a los tuyos reflejados en esta descripción? 😊
#4. Consecuencias de la falta de compromiso
Y, ¿qué pasa si el equipo no está comprometido con su trabajo? Como ya te imaginarás, las consecuencias no son nada bonitas.
La primera, y la más evidente, es la disminución de la productividad. Y que es las personas que no están plenamente comprometidas tienden a hacer solo lo mínimo necesario, haciendo que la eficiencia y la calidad del trabajo no acaben de alcanzar todo su potencial.
En la misma línea, esta especie de apatía también se extiende a la falta de innovación, ya que los empleados desmotivados no suelen proponer nuevas ideas ni buscar nuevas formas de mejorar la organización.
Además, la falta de compromiso afecta negativamente al ambiente de la oficina (o fábrica, o taller, o dónde se desempeñen los colaboradores).
Si el equipo está poco comprometido con los objetivos, será más difícil que se alcancen. Y si no se alcanzan, las personas se frustran. Un pez que se muerde la cola que acaba generando un clima de negatividad y desconfianza, conflictos interpersonales y un aumento del estrés considerable.
Este ambiente tóxico no solo afecta al bienestar de los miembros del equipo, también a la organización ya que, si los empleados dejan de creer en la organización, empezarán a buscar nuevas oportunidades fuera. Vamos, que la tasa de rotación aumentará, con sus respectivos costes asociados.
El absentismo es otra consecuencia común de la falta de compromiso. Puede que los empleados no abandonen la empresa, pero no tendrán ningún incentivo para ocupar su puesto: aumentarán los días de baja por enfermedad, las ausencias no justificadas y el presentismo, también conocido como eso de “calentar la silla”.
Estas faltas no solo afectan a la continuidad de la producción, también suponen una carga adicional sobre los compañeros de trabajo y la gestión, que deben cubrir las ausencias.
Luego, desde una perspectiva organizacional, la falta de compromiso también puede afectar a la reputación corporativa. Si sumamos la alta rotación, empleados desmotivados y ningún embajador de marca, lo que se ve desde fuera es una empresa muy poco atractiva.
#5. 6 formas de generar compromiso en los empleados
Ahora que ya sabes la importancia que tiene el compromiso laboral para que la organización funcione, la pregunta es: ¿Y cómo hago para que mi equipo esté comprometido?
Por suerte, existen distintas estrategias que puedes incorporar a tu gestión de personas para lograrlo. Estas son algunas de las más eficaces:
1. Ayudar a tus empleados a sentirse parte de la empresa
Esto es: crear un ambiente donde los empleados se sientan seguros y cómodos para expresar sus preocupaciones y opiniones sin miedo a represalias.
Se puede lograr mediante la implementación de políticas de comunicación abiertas y transparentes, como reuniones regulares de equipo donde se fomente la participación activa de todos.
Además, el empoderamiento también es fundamental para que se sientan responsables de sus propias tareas. Por ejemplo: delegando tareas y otorgándoles responsabilidades cada vez más importantes poco a poco, de forma que vean que su papel en el trabajo supone un impacto significativo en el éxito de la organización.
2. Asegurarte de que su voz sea escuchada y respetada
Es decir, no limitarte solo a oír lo que dicen, si no actuar en consecuencia, lo que implica tomar medidas basadas en sus sugerencias y demostrar que sus opiniones tienen un impacto directo en la empresa.
Una forma sencilla y fácil de hacerlo es a través de encuestas para empleados, evaluaciones de clima y, también, durante las evaluaciones de desempeño.
3. Crear e implementar planes de desarrollo y crecimiento
Facilitar el acceso a cursos y talleres, tanto internos como externos, y fomentar la participación en conferencias y eventos de la industria también puede ser muy motivador.
Como hemos visto anteriormente, los empleados que ven oportunidades de crecimiento dentro de la empresa son más propensos a permanecer comprometidos y a largo plazo.
4. Facilitarles la conciliación (siempre que el sector lo permita)
No es ningún secreto que el equilibrio entre el trabajo y la vida personal es crucial para el bienestar de los empleados.
Las opciones para lograrlo son muy variadas, desde políticas de trabajo flexible, como horarios de trabajo ajustables, hasta opciones de teletrabajo y permisos para emergencias personales.
Por otro lado, respetar la desconexión digital y fomentar un entorno donde se respete el tiempo libre de los empleados y se eviten las comunicaciones laborales fuera del horario de trabajo, si bien no contribuye directamente a mejorar el compromiso, el hecho de que se respete el espacio privado de los individuos sí que facilita que se sientan más cómodos en nuestro equipo, reduciendo las probabilidades de que quieran marcharse a otro lugar.
5. Cuidar de su bienestar
El bienestar de los empleados abarca tanto la salud física como mental.
Significa crear un entorno saludable. Y con esto no nos referimos a ofrecer fruta fresca, si no a espacios bien delimitados, donde los empleados puedan pasar tiempo descansando (nadie es productivo 8h seguidas), donde puedan juntarse para trabajar en equipo; un espacio donde los empleados puedan ser ellos mismos, en el que se respeten las diferencias individuales y todas las personas con ganas de aportar sean bienvenidas.
##Conclusión
El compromiso laboral es un concepto con muchas capas, y va más allá de la simple satisfacción laboral. Mientras que la satisfacción puede influir en el compromiso, no es suficiente para garantizarlo, ni tampoco para conectarlo con la organización.
Los distintos tipos de compromiso – afectivo, de continuidad y normativo – muestran que los motivos que llevan a los empleados a mantenerse en una empresa pueden variar desde una fuerte identificación emocional hasta una obligación moral o la percepción de no tener mejores opciones. Sin embargo, todos ellos juegan un papel en la fidelización y la productividad del personal.