Cuenco Kintsugi

Cómo la Filosofía Kintsugi puede desatar el potencial de tu equipo de una forma sorprendente 

¿Te gustaría transformar a tu equipo en oro puro? Y no, no hablamos de alquimia ni de que te conviertas en el Rey Midas. Nos referimos a una práctica japonesa que transforma lo roto en arte, lo imperfecto en perfecto: el Kintsugi.  

Y sí, eso tiene muchísimo que ver con los Recursos Humanos y la gestión de personas. 

¿No te lo crees? Quédate a leer, y aprenderás cómo aplicar esta filosofía milenaria para sacar lo mejor de tu equipo y ¡darle un toque dorado! 

¡Empezamos! 


Lo que encontrarás en este artículo


#1. ¿Qué es el Kintsugi y por qué te debe importar? 

Kintsugi, que proviene del japonés “kin” (oro) y “tsugi” (unir), es el arte de reparar cerámica rota usando laca mezclada con polvo de oro. A primera vista, puedes pensar que es simplemente una técnica de restauración, pero no. Va mucho más allá. 

Y es que, al enaltecer las grietas y resaltarlas con oro, en lugar de ocultarlas, Kintsugi convierte lo que podría considerarse una imperfección en una característica de belleza y fortaleza. Es una celebración de la historia de un objeto y sus cicatrices. Es, en esencia, encontrar belleza en la imperfección. 

Vale sí, muy bonito. Pero esto, ¿qué tiene que ver con RRHH y la gestión de personas? 

Ahora te lo explico. 

Imagina por un momento que aplicas la filosofía de Kintsugi en tu equipo. En lugar de ver las debilidades, errores y desafíos como algo negativo, los abrazas como oportunidades para crecimiento, aprendizaje y desarrollo. Aprecias las diferencias individuales y fomentas un entorno en el cual cada persona puede sacar lo mejor de sí mismo. 

En este sentido, tienes que ver a los miembros de tu equipo como si fueran las piezas de cerámica del Kintsugi.  

Todas las personas tienen grietas y fisuras, historias únicas y experiencias que las moldean. Cuando empiezas a mirar a tu equipo a través de las lentes del Kintsugi, te das cuenta de que puedes construir algo maravilloso y valioso a partir de todas esas historias y experiencias.  

Comienzas a comprender que, en lugar de descartar o marginar a alguien por sus imperfecciones, puedes unir esos fragmentos con “oro” creando un equipo más fuerte, cohesivo y, sí, mucho más bello. 

Y esto, my friend, no solo contribuye al bienestar, sino que también impulsa la innovación, la creatividad y, por lo tanto, el éxito de tu organización. Al adoptar una mentalidad de Kintsugi en la gestión de personas, estás invirtiendo en el activo más valioso de tu empresa: su gente

#2. Apreciando la singularidad de cada colaborador 

Al igual que en Kintsugi, donde cada reparación es única, cada persona en tu equipo tiene habilidades y talentos distintos. Aprende a ver más allá de las “imperfecciones”.  

Algunos puede que no sean demasiado diestros para algunas cosas, pero serán unos megacracks en otras. Que igual el compañero Juan no es muy ducho manejando Excel, pero cuando se trata de hablar con clientes, el tío es la alegría de la huerta.  

Por eso, es importante que animes a tus colaboradores a que sean ellos mismos, a que compartan sus ideas y a que brillen con luz propia. 

A continuación, te damos algunas ideas para que las puedas poner en práctica: 

Encuentra el Ajuste Perfecto 

Cada uno en tu equipo tiene sus fortalezas. Si notas que hay algún miembro al que le cuesta destacar, es posible que esa persona esté en un rol que no se alinea con sus talentos naturales.  

En ese caso, puedes organizar sesiones de coaching individualizadas para descubrir sus intereses y puntos fuertes, o establecer un mapa de talento. A continuación, intenta ajustar sus responsabilidades o incluso reubicarlos dentro de la organización de tal manera que pueda exprimir su máximo potencial. 

Organiza Sesiones de Brainstorming 

Invita a tu equipo a sesiones de brainstorming en las que puedan expresarse libremente y compartir ideas, por muy descabelladas que parezcan. A parte de ser un magnífico método para impulsar la creatividad, también permite que aquellos miembros del equipo que podrían ser más reservados tengan la oportunidad de brillar (como el oro 😉). 

Fomenta el Desarrollo de Habilidades 

Un secreto: en el trabajo no todo es fichar y cumplir objetivos. A veces, lo que de verdad nos mueve son esas cositas que nos apasionan, aunque no tengan que ver con lo que hacemos a diario. 

Y no, no estamos diciendo que tengas que pagar las clases de macramé. Pero sí que puedes montar talleres, invitarles a charlas, o incluso dejarles hacer algún que otro proyecto paralelo personal relacionado con aquello que les motiva a seguir aprendiendo y mejorando. 

Si ayudas a tu equipo a ser mejores profesionales, no solo estarán más contentos, sino que además, sentirán que de verdad te importan. 

Crea un Ambiente de Trabajo Positivo 

Otra buena idea es animar a tus colaboradores a personalizar el espacio donde trabajan y compartir aspectos de su vida fuera de la oficina. Habla con ellos de sus aficiones, intereses o logros personales.  

La cosa es que, cuando la gente puede ser ella misma en el trabajo, la oficina se convierte en un sitio más agradable y acogedor. Y, de repente, te das cuenta de que estás rodeado no solo de compañeros de trabajo, sino de gente con sus propias historias. 

Al hacer esto, fomentas un entorno donde los miembros del equipo se sientan más como personas y menos como piezas intercambiables en una máquina. 

Cuenco elaborado con la técnica Kintsugi

#3. Kintsugi y la Cultura de Resiliencia: El arte de reparar y fortalecer 

Si pensabas que las grietas son sinónimo de debilidad, ¡piénsalo de nuevo! En Kintsugi, las grietas se rellenan con oro, volviéndose la parte más fuerte y llamativa de la pieza.  

Ahora, déjame decirte que en el entorno laboral sucede algo parecido. Los equipos no están formados por robots infalibles, sino por seres humanos con sus altos y bajos. Lo interesante es que, con la actitud y herramientas adecuadas, esos momentos de bajón pueden ser el comienzo de algo grandioso. 

A través de la formación continua, brindando un sólido apoyo y empoderando a los miembros de tu equipo, puedes ayudarles a superar esos baches en el camino y salir aún más robustos.  

Y, ¿sabes qué? Construir una cultura de resiliencia no significa viajar en un arcoíris y pretender que todo es perfecto. Es aceptar que habrá desafíos, es comprender que a veces las cosas se tuercen un poco, pero que juntos, como equipo, esos obstáculos se convierten en peldaños hacia algo mejor. 

Si quieres potenciar la resiliencia, presta atención a estos consejos:  

  1. Fomenta la comunicación abierta: Asegúrate de que el equipo trabaja en un entorno donde la gente se sienta cómoda compartiendo sus preocupaciones y desafíos. 
  1. Ofrece oportunidades de formación y desarrollo: Ayuda a tu equipo a mejorar sus habilidades y conocimientos. 
  1. Lidera desde el apoyo y el reconocimiento: Sé ese líder que está ahí cuando las cosas se ponen difíciles, y no olvides reconocer y celebrar los logros, ya sean grandes o pequeños. 
  1. Empodera a tu equipo: Da a tu equipo la confianza y autonomía para tomar decisiones y aportar soluciones creativas a los desafíos que se presenten. 
  1. Permítete tiempo para reflexionar: Después de superar un obstáculo, tómate un momento para reflexionar con tu equipo sobre lo que se ha aprendido y cómo se puede mejorar en el futuro. 

Construir un equipo resiliente es como aplicar la filosofía del Kintsugi al lugar de trabajo. Cada desafío superado, cada grieta, se rellena con una experiencia valiosa que fortalece su núcleo. Y al final, lo que obtienes es un equipo brillante, con una cultura que resalta la fortaleza en la diversidad y los desafíos superados. 

#4. Aprender de los Errores: Cómo Kintsugi ve las grietas como lecciones valiosas 

¿Recuerdas lo que dijimos sobre llenar las grietas con oro? Bueno, en la gestión de personas, ese “oro” puede ser el conocimiento adquirido de los errores.  

En lugar de poner el grito en el cielo cuando algo sale mal, ¿qué te parece si le damos una vuelta de tuerca y vemos esos tropiezos como oportunidades para aprender algo nuevo? No hace falta hacer una fiesta cada vez que algo se tuerce, pero sí fomentar un ambiente en el que el equipo sepa que equivocarse no es el fin del mundo. Al menos, no en la mayoría de los casos. 

Así que, deja a un lado tu faceta paternalista/maternalista y anima a tu gente a que se lance a la piscina con sus ideas. Que se atrevan a probar cosas nuevas, a poner en marcha sus propias ideas sabiendo que, si algo no va como estaba previsto, no va a caerles un chaparrón. En vez de eso, será una oportunidad para aprender y ajustar el rumbo. 

Por ejemplo, si alguien propone una nueva estrategia y no sale como se esperaba, en lugar de un “te lo dije”, podéis organizar una lluvia de ideas para ver qué se podría mejorar, qué se ha aprendido, y cómo se puede usar esa experiencia para el futuro. 

Así que, siguiendo la filosofía Kintsugi, piensa en cómo esos errores pueden ser como las grietas que, en lugar de debilitar, se rellenan con oro en forma de conocimiento y experiencia.  

## Conclusión 

Ahora que conoces la filosofía Kintsugi y cómo puede ser una auténtica mina de oro para la gestión de personas, es hora de poner manos a la obra.  

Recuerda: un equipo feliz y comprometido no solo es bueno para el ambiente laboral, ¡también es beneficioso para los resultados de tu empresa! 

En Global Human Consultants podemos ayudarte a transformar tu grupo de trabajo en un equipo de alto rendimiento. Ofrecemos soluciones eficaces que incluyen desde programas de coaching, hasta cohesión de equipos y programas de desarrollo y potencial. ¡Ponte en contacto y cuéntanos qué necesitas! Empezaremos a trabajar juntos desde el primer momento 😀 

¿Conocías la filosofía Kintsugi? ¿La has puesto en práctica en tu organización? ¡Te leemos en los comentarios!

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